martes, 28 de enero de 2014

Caldereta manchega

La caldereta de cordero es uno de los manjares mas recurridos en La Mancha para todo tipo de celebraciones.
Tradicionalmente, se mataba un cordero manchego (o varios, dependiendo de la cantidad prevista de comensales). Se guardaban las chuletillas y la casquería para otros menesteres y el resto de cordero se troceaba para la caldereta.
Obviamente, no es necesario este “trajín” para preparar una caldereta. Basta con que pidamos la carne en nuestra carnicería de confianza.
La receta

Ingredientes para 10 personas aproximadamente:
  •  5 Kg de carne de cordero manchego (4 si es está deshuesada)
  • 4 Kg de tomates pelados y troceados
  • 0,5 litros de aceite de oliva
  • 1 litro de vino blanco
  • Pimiento verde y rojo al gusto (opcional)
  • 2 Cebollas medianas
  • 2 cabezas de ajos
  • 6 hojas de laurel
  • 20 gramos de pimienta
  • 1 cucharada de azucar
  • sal

Preparación:
Partir los ajos y se freírlos en la sartén. Cuando están fritos se retiran. 
Utilizando el mismo aceite, freir la carne (troceada) sin que llegue a dorarse.
Ponerlo todo en la sartén (incluyendo el pimiento, la cebolla y la sal), aportar el vino blanco y el agua necesaria para cubrir la carne y dejar cocer a fuego intermedio durante 3 horas aproximadamente (ir catando para saber cuando llega a su punto).

Consejos:
Aunque se puede preparar en todo tipo de fuegos, para tener una auténtica caldereta lo apropiado es utilizar para su elaboración una perola (sartén grande) con patas y asas, o una perola sobre unas trevedes.
Meter la perola al fuego a poca intensidad e ir añadiendo sarmientos o raices poco a poco, para que la caldereta se haga a fuego lento.
Acompañar con un vino tinto “del terreno”.

Curiosidades:
Caldereta es el nombre que reciben diferentes platos en España, guisos basados en una reducción de agua, aceite y/o vino con carne o pescado, así como verduras. Tradicionalmente considerados "de pobre" por su sencillez, su nombre responde a que antiguamente se cocinaban en grandes calderos. Solían elaborarse en la calle, al aire libre y con ocasión de festividades locales, costumbre que aún pervive en muchos pueblos.
En El Quijote:
Fue recogido de los pastores con buen ánimo, y habiendo Sancho lo mejor que pudo acomodado a Rocinante y a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cordero que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y aunque él quisiera en aquel mismo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer porque los pastores los quitaron del fuego, y tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha priesa su rústica mesa, y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían.

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